Uno de los usos más comunes de los probióticos consiste en reponer el microbioma intestinal después de un tratamiento de antibióticos. ¿Alguna vez has sentido malestar estomacal después de haber tomado antibióticos, especialmente si ha sido durante un período de tiempo prolongado? Te contamos con conseguir el equilibrio ideal entre probióticos y antibióticos.
Para casi un tercio de las personas, la diarrea asociada a los antibióticos (DAA) y otras formas de malestar gastrointestinal son efectos secundarios comunes derivado por tomar antibióticos durante períodos prolongados de tiempo, y pueden continuar incluso después de que la infección haya desaparecido.
Además de las enfermedades gástricas que aparecen con el uso de antibióticos, algunas personas también pueden sufrir una disminución de la inmunidad y volverse más vulnerables antes los ataques de los patógenos hacia su sistema.
¿Por qué sucede esto?
La explicación es, que además de los patógenos que causan la infección, los antibióticos tienden a eliminar una cantidad considerable de bacterias «buenas». Esto genera una modificación en el equilibrio de la flora intestinal, permitiendo que las bacterias “malas”, no deseadas prosperen en el organismo, e invitan a otros microorganismos dañinos a que también se instalen en el cuerpo.
La relación entre los antibióticos y los probióticos
El término bioética hace referencia a las bacterias vivas presentes en el medio ambiente, y dentro del sistema humano. Debemos tener en cuenta qué como todas las cosas buenas y malas, el cuerpo humano está poblado tanto por bacterias buenas (probióticas), como por bacterias malas (patógenas).
Se conoce que el tracto gastrointestinal funciona como un órgano inmunológico importante, donde las bacterias buenas hacen la mayor parte de su trabajo.
Los probióticos producen acetato y lactato que suprimen los patógenos y evitan que destruyan su inmunidad. Además de ayudar a que el cuerpo desarrolle una mejor inmunidad contra los patógenos.
Cuando tomamos antibióticos, éstos no diferencian entre los diferentes tipos de bacterias que están combatiendo, y tienden a actuar indiscriminadamente, eliminando y reduciendo tanto las bacterias probióticas como los patógenos.
Una vez los probióticos han sido suprimidos por los antibióticos, no pueden repoblar el sistema de inmediato, por tanto, patógenos como Pseudomonas, Clostridium, Klebsiella, Salmonella, E. coli y Candida (un miembro poderoso de la familia de los hongos), se desarrollan dentro nuestro organismo.
¿Son los antibióticos realmente los medicamentos milagrosos que parecen ser?
Desde principios del siglo XX, los antibióticos han sido reconocidos como un tratamiento eficaz contra numerosas enfermedades y trastornos. Aunque no hay duda de su efectividad, su uso indebido o prolongado puede tener graves efectos negativos en su salud.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, casi el 50 por ciento de los antibióticos recetados son innecesarios.
Aunque los antibióticos son recomendados para tratar infecciones bacterianas como la amigdalitis estreptocócica, expulsar los parásitos como las lombrices intestinales y tratar algunas infecciones micóticas como la bronquitis, el efecto secundario más peligroso de los antibióticos es que hacen que los patógenos se adapten al medicamento en uso.
Así durante los últimos años, las investigaciones científicas han localizado la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos.
Efectos de los antibióticos en nuestra salud
Un sistema inmunológico deficiente puede hacer que una persona contraiga infecciones mucho más fácilmente que un intestino poblado de buena flora.
Nuestro ritmo de vida acelerado exige soluciones rápidas. Los antibióticos no pueden distinguir entre la flora buena y la mala en los intestinos, lo que deja algunas consecuencias graves en los intestinos, causando esa mala sensación en el intestino y la aparición de efectos secundarios.
La debilidad debida a la diarrea es el efecto secundario más común con los antibióticos. La destrucción de las bacterias protectoras «buenas» conduce a infecciones micóticas en la boca, el tracto digestivo y también en el tracto vaginal.
Los efectos secundarios más graves, aunque raros, son la formación de cálculos renales, coagulación anormal de la sangre, aumento de la sensibilidad al sol, trastornos sanguíneos y sordera.
Además de la penicilina, la cefalosporina y la eritromicina, la clindamicina recetada para infecciones graves puede causar diarrea grave, debilidad e inmunidad reducida.
La ingesta prolongada de antibióticos, especialmente de penicilina, puede provocar reacciones graves como sarpullidos feos, hinchazón de la cara y la lengua, y dificultad para respirar, una reacción anafiláctica que lo deja en una terrible incomodidad.
El uso de antibióticos también puede causar vaginosis bacteriana recurrente, levaduras e infecciones por cándida en las mujeres, ya que la microflora vaginal está desequilibrada por los antibióticos.
¿Cuándo tomar probióticos con antibióticos?
Los médicos son ahora más conscientes del daño que los antibióticos pueden causar, especialmente cuando son fuertes o son de tratamientos de larga duración.
Así que hoy en día, cuando se prescriben antibióticos para hacer frente a una infección, muchos profesionales de la salud aconsejan que se tomen probióticos y antibióticos, lo que puede ayudar a resolver muchos problemas.
Algunos de los efectos positivos de tomar probióticos con antibióticos son:
Digestión mejor y más suave
Durante o después de un tratamiento de antibióticos, los pacientes que sufren problemas intestinales como dolor abdominal, calambres, hinchazón, diarrea o estreñimiento, así como aquellos a los que les diagnosticado el Síndrome del Intestino Irritable, sienten un alivio inmediato cuando también toman lactobacilos y probióticos bifidobacterianos mientras toman antibióticos.
Disminución de los Trastornos del Tracto Urinario
La mayoría de las mujeres que sufren de infecciones del tracto urinario y recurren a los antibióticos como una solución para encontrar alivio temporal, pero notan cómo las infecciones regresan poco tiempo después.
Sin embargo, cuando combinan probióticos con antibióticos y continúan tomando probióticos después de que los antibióticos han eliminado la infección, evitan que las bacterias patógenas repoblen el tracto urinario.
Alivio de infecciones vaginales recurrentes
Cuando el pH vaginal o el equilibrio de la microflora está fuera de control, las bacterias patógenas pueden propagarse, causando vaginosis bacteriana, que a su vez a menudo da lugar a infecciones por levaduras.
En ocasiones, estas dolencias reaparecen después de que el tratamiento con antibióticos haya finalizado. Algunas bacterias buenas como L. acidophilus previenen la infección y la mantienen bajo control, así que tomar probióticos mientras se toman antibióticos es altamente recomendable y beneficioso para nuestra salud.
Sistema inmunológico más fuerte
Los probióticos ayudan principalmente a construir una buena flora intestinal, que a su vez nutre un sistema inmunológico sano y fuerte.
Los estudios demuestran que las bebidas lácteas fermentadas pueden ayudar a aumentar los linfocitos, marcadores de un buen sistema inmunológico.
La introducción de probióticos durante el embarazo también ayuda a fortalecer el sistema inmunológico del bebé, especialmente con el eccema infantil y las alergias.
Algunos especialistas señalan que los suplementos probióticos son los antibióticos de la nueva era. Esta afirmación puede ser totalmente cierta ya que algunos probióticos crean sustancias naturales similares a los antibióticos, que combaten los patógenos sin afectar la salud intestinal.